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Dunas y Dinosarurios en el Desierto del Gobi

Continuando nuestro recorrido por Mongolia, exploraremos las vastas extensiones de arena y roca del desierto del Gobi, que es el más extenso de Asia. En el camino, nos encontraremos con diferentes manadas de camellos bactrianos, una especie única con dos jorobas, adaptados para sobrevivir en las condiciones extremas que ofrece el desierto del Gobi. Posteriormente, ascenderemos las empinadas dunas de Khongoryn Els, donde los fuertes vientos de la región han esculpido el paisaje, creando formas espectaculares. Esta parte del desierto del Gobi es de gran importancia paleontológica, ya que se han descubierto huesos y los primeros huevos de dinosaurios. Los fósiles más antiguos datan del período Jurásico, hace aproximadamente 200 millones de años.

Recorriendo el desierto del Gobi

Hoy nos adentraremos en el desierto de Gobi. El día anterior nos quedamos a puertas del mismo, tras descansar en el campamento situado a pies del Monasterio Ongi. Continuamos la ruta por Mongolia.

El desierto del Gobi es el más extenso de Asia, siendo 2.5 veces más grande que España. Se extiende a través del norte de China y el sur de Mongolia. La característica principal del Gobi es su clima extremo, con temperaturas que llegan a -40ºC en invierno y 50ºC en verano. Aunque a menudo asociamos el Gobi a dunas de arena, estas representan solo una pequeña parte del desierto. Mayoritariamente, el Gobi es una inmensa llanura cubierta de grava, arena y tierra seca, donde la vegetación es escasa. También se pueden encontrar formaciones rocosas, mesetas y lagos salados en esta región.

Las carreteras en el desierto del Gobi consisten en amplias pistas de tierra, debido a la topografía completamente plana de la región. En comparación con las escarpadas pistas del norte del país, nuestras furgonetas UAZ parecen volar

Nos encontramos en el corazón del desierto de Gobi, donde podemos apreciar su inmensidad. Debido a la falta de obstáculos naturales en el paisaje, disfrutamos tomando fotos y jugando con la perspectiva

Continuamos nuestro viaje. Tras unos treinta minutos, nos topamos con un inmenso grupo de camellos. Tomamos fotografías sobre la marcha, impresionados por la magnitud de la escena. Nuestro conductor también se sorprende por el tamaño de este grupo de camellos salvajes. Realiza una maniobra brusca y retrocede para acercarnos a los camellos. Nos comenta que nunca antes ha visto un grupo de camellos salvajes de tal envergadura. Nos sentimos afortunados de poder disfrutar de este emocionante momento

Son camellos bactrianos con doble joroba y pelaje extenso, que les permite soportar las temperaturas extremadamente frías del invierno y las altas temperaturas del verano en el desierto de Gobi. En verano, el pelaje de este animal se desprende de manera natural, lo que le proporciona frescura. Esta especie de camellos es la más grande, pudiendo alcanzar hasta 3.5 metros de altura y pesar una tonelada. A diferencia de otros camellos o dromedarios, las dos jorobas no tienen una forma muy consistente, ya que en su interior no almacenan agua, sino grasa. Son extremadamente resistentes a la falta de agua y pueden sobrevivir largos periodos sin beber, aunque cuando tienen acceso a agua de algún río o manantial, pueden consumir hasta 50 litros de golpe.

Escenas del desierto

Llevábamos varios días sin problemas con nuestras furgonetas UAZ, pero no pasó ni media hora desde la parada de los camellos cuando nos vimos obligados a detenernos en un pequeño pueblo en medio del desierto. Dejamos a los choferes ocupados con sus labores y dimos un paseo por el pueblo, que estaba prácticamente despoblado. En verano, los habitantes de este tipo de pueblos viven en yurtas cuidando del ganado, mientras que en invierno regresan al pueblo para resguardarse del frío y permitir que los niños asistan a la escuela

En la plaza del pueblo, se halla un mural que representa los tres deportes nacionales que se celebran en el festival Naadam: la lucha mongola, las carreras de caballos y el tiro con arco.

La parada técnica está siendo más prolongada de lo previsto y en este pequeño pueblo, no tenemos nada que hacer. Además, el calor del desierto del Gobi empieza a hacerse notar. Decidimos entrar en una pequeña tienda, pero en comparación con otras tiendas que hemos visitado anteriormente, esta tiene una oferta muy limitada de productos a la venta.

Por diferentes motivos es la tercera parada del día, no estamos controlando el timming y lo vamos a notar al final de día.
Después de aparentemente solucionar la avería de la furgoneta UAZ, continuamos nuestro viaje. De repente, los Wonderland nos miramos sorprendidos y observamos que en el horizonte se presenta un espejismo, al más puro estilo cinematográfico. Este curioso efecto incluso se aprecia en las fotografías.

Por momentos el paisaje cambia y encontramos diferentes formaciones rocosas y montañas.

Al mediodía llegamos a Bayanzag, justo cuando el sol más aprieta. Nos encontramos en el parking principal, pero notamos la ausencia de la UAZ que había tenido problemas. Además, no logramos comunicarnos con ellos, lo que hace que la espera sea angustiosa, ya que no encontramos sombra para resguardarnos del sol abrasador. Después de más de media hora de espera, nos informan que están en la entrada principal, dos kilómetros más atrás,  y que es obligatorio visitar el museo y ver un audiovisual. Esto provoca otro significativo retraso en nuestro itinerario.

Baynazag, los acantilados de fuego

Frente al museo, nos topamos con una pequeña tienda en la que compramos bebidas para refrescarnos.  Tenemos que reconocer que es la primera vez que visitamos un museo con una cerveza.
Teníamos grandes expectativas para el museo, pero nos decepcionó un poco, ya que solo encontramos cuatro paneles informativos y un interesante documental sobre las primeras expediciones de los arqueólogos que excavaron la zona en la década de 1920.

Un fotograma del documental

Después de terminar el documental, nos dirigimos en nuestras UAZ hacia el parking de Bayanzag, donde habíamos estado esperando la UAZ faltante durante más de una hora y media.

Bayanzag, en mongol significa ‘rico en saxaul’, haciendo referencia a una planta que puede sobrevivir en los climas extremos del Gobi. Este arbusto puede alcanzar los dos metros de altura y se encuentra en abundancia en la región. Además, constituye uno de los alimentos fundamentales para los camellos.  

En 1922, el paleontólogo Roy Chapman Andrews hizo historia al descubrir los primeros huevos fosilizados de dinosaurios en esta región. Además, durante su exploración, desenterró restos de huesos y fósiles que pertenecían alrededor de 200 especies distintas. Estos hallazgos representaron un hito significativo en el campo de la paleontología.

Andrews lideró la que hasta la fecha era la expedición más grande jamás organizada, con un gran número de participantes, vehículos a motor y caravanas de camellos. Esta expedición contó con el respaldo del Museo de Historia Natural de Nueva York y fue financiada por influyentes magnates estadounidenses como Colgate, Rockefeller y Morgan. El propósito original de la expedición era encontrar fósiles humanos que respaldaran la teoría evolutiva de Darwin. Aunque no lograron alcanzar su objetivo principal, los descubrimientos que realizaron en el Gobi resultaron de gran importancia.

La región donde llevaron a cabo sus investigaciones se conoce hoy en día como los «Acantilados de Fuego», un nombre acuñado por el propio Andrews. Las rocas en esta área, de un tono anaranjado rojizo, brillan con un resplandor rojo ardiente al anochecer. Se ha especulado que el personaje de Indiana Jones está inspirado en la figura de Andrews, dada su intrépida labor de exploración y descubrimiento en el mundo de la paleontología.

En el pequeño museo de Bayanzag no hay expuesto ningún huevo ni fósil de dinosaurio. Para verlos hay que ir a Ulan Bator.

Por esta zona, Andrews y su equipo efectuaron numerosas excavaciones. Recorreremos la parte alta de los acantilados que están perfectamente preparados para recibir a los viajeros.

Con el paso del tiempo, los acantilados de tierra se han ido erosionando y han adquirido formas curiosas

Dejamos atrás Bayanzag y nos detuvimos en el camino para comer en una yurta habilitada como restaurante. Llegamos muy tarde, y además, el servicio fue un poco lento. Sin embargo, no nos preocupábamos por el reloj, ya que no éramos conscientes de que todavía nos quedaba un largo tramo de camino por recorrer antes de llegar a las dunas de Khongoryn Els.

Dunas Khongoryn Els

El terreno se volvió más complicado que al principio de la jornada, ya que nos encontramos con numerosas formaciones rocosas que obligaron a que la ruta no fuera lineal, sino que tuviera que ser serpenteante para evitar los obstáculos.

Cada vez la ruta se volvía más complicada. Además el conductor tomó equivocadamente una pista más cercana a las montañas. Nos encontramos con innumerables cauces de ríos secos que debimos cruzar con mucho cuidado. Eran pequeños riachuelos y en uno de ellos, el conductor se despistó. El eje delantero del UAZ quedó atrapado en el riachuelo y el eje trasero se elevó considerablemente antes de caer bruscamente. Todos los ocupantes nos caímos y recibimos fuertes golpes, pero afortunadamente no hubo consecuencias graves, aunque fue el mayor susto del viaje. Hay que recordar que estas furgonetas no tienen cinturones de seguridad, ni apenas elementos donde agarrarse. 

El mayor perjudicado fue nuestro UAZ, ya que las ruedas del eje delantero no estaban paralelas, apuntando en direcciones diferentes. Fue la primera vez que vimos preocupado a nuestro chofer, a pesar de haber tenido mil y un problemas con las furgonetas. Con un poco de paciencia y una conducción más prudente, continuamos nuestra marcha.
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Tras bajar esta colina tuvimos el susto

Comienza a ponerse el sol y no hemos llegado a uno de los destinos marcados en nuestro viaje a Mongolia.

Desde Bayanzag hasta la entrada de las dunas de Khongoryn Els había menos de 150 kilómetros, pero nos llevó 6 horas llegar allí, incluyendo la parada para comer. Dado que el día fue largo y estuvo lleno de inconvenientes, llegamos demasiado tarde para disfrutar de las dunas

Khongoryn Els, las impresionantes dunas de arena en Mongolia, destacan como un verdadero tesoro natural. A menudo asociamos el desierto del Gobi con dunas de arena, pero en realidad, estas dunas cubren una longitud de aproximadamente 100 km y tienen una profundidad de alrededor de 12 km. Alcanzan alturas de hasta 300 metros y tienen una forma en constante cambio debido a la acción del viento, que a menudo provoca avalanchas de arena. Este fenómeno es conocido como las «dunas cantoras» o «dunas silvantes» porque las avalanchas de arena generan un sonido que se asemeja al de los motores de los aviones. Incluso el famoso viajero Marco Polo mencionó estas dunas cantoras en sus relatos.

Duut Mankhan es una de las dunas más altas del Gobi, y nuestra intención era llegar temprano y subirla con calma para disfrutar del atardecer. Lamentablemente, llegamos tarde y no tuvimos tiempo suficiente para ascender con tranquilidad. Quizás hubiera sido más acertado optar por una duna de menor altura.

Nos sorprendió la gran cantidad de gente que había en las dunas, todos ellos bulliciosos turistas coreanos. Al más puro estilo de «El Juego del Calamar», se fotografiaban realizando posturas inverosímiles y deslizándose en trineos sin ningún tipo de control. Observamos varias caídas, pero afortunadamente, nadie resultó herido.

Este terreno no es nada favorable para MdM tras la lesión del año pasado. En cambio, KxK tomó la directa y comenzó a ascender, buscando siempre la mejor trazada mientras avanzaba gradualmente hacia arriba. Caminar con tranquilidad es primordial, ya que por cada tres pasos hacia adelante, se retroceden dos, y esto es aún más evidente si eres un peso pesado como KxK. Cuando había alcanzado dos tercios de la subida, KxK desistió del empeño y se detuvo para descansar y disfrutar del entorno, dado que ya no había opción de seguir subiendo debido a que era muy tarde y la oscuridad caía lentamente.

Nuestros compañeros llegaron antes que nosotros a las dunas, ya que nos habíamos retrasado debido al último incidente con la UAZ. Nuestro compañero Antonio que es una gacetilla y pesa la mitad de KxK nos compartió algunas fotos cimeras para el disfrute de nuestros lectores

Al día siguiente teníamos planeada una excursión en camello, pero decidimos no participar debido a nuestra oposición al uso de animales en atracciones turísticas. Temíamos que fuera una forma de explotación animal, especialmente al ver la gran cantidad de turistas coreanos presentes. Optamos por un Plan B, que consistía en ascender una duna más baja y accesible, pero por casualidad, en el desierto del Gobi, uno de los lugares más secos del mundo, amaneció con una tormenta que duró varias horas. Finalmente, recurrimos al Plan C: poner rumbo hacia nuestro siguiente destino en el desierto del Gobi.

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